Para estas fotografías se necesitaron 150.000 mil años, ocho minutos y veinte segundos. La luz atravesó 150.000.000 km de distancia hasta llegar a la Tierra. Algo desde muy lejano, y demasiado antiguo nos enceguece al igual que posibilita la vida.
Todo se produce afuera de nosotros, y sin embargo algo adentro se revela.
Nuestra trama se configura por nuestro deseo y nuestra falta. La verdad tiene estructura narrativa. Nuestra trama narrativa es ese pliegue entre el adentro y el afuera
¿Dónde está nuestro deseo?
Ontológicamente estamos en caída en un mundo. Cada tanto volvemos a la vida, por lo que morimos varias veces.
El mundo se nos sustrae, o de él nos retiramos. Un renacer nostálgico. Un pasado que se añora ¿Dónde existe?
Buscar una pérdida: un amor que estremeció, un amigue que se fue, un hije muerto, un palabra, una madre, un abrazo.
Habitamos un “entre”. Ni afuera, ni adentro. Ni en acto, ni en potencia. Aun así sentimos la modificación, como decía Borges, de la muerte, pero también del amor. Sentimos el cambio. Somos ese silencio entre nota y nota que componen una melodía
Extrañamos y olvidamos.































Este ensayo se trabajo totalmente en el taller de Valeria Bellusci "Historia en la palma de la mano" durante el año 2022